En Budapest, al igual que en tantas otras partes del mundo, como Beijing en China y Santiago en Chile, también se sufren los efectos de la alta contaminación ambiental, debido en buena medida al gran parque automotriz que ya sobrepasa los veinte mil vehículos.

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Sólo en el año 2005 los días con alerta roja ambiental fueron 163 días. Por lo mismo se ha tendido a desviar el tránsito hacia sitios lejanos del centro de la ciudad para evitar seguir congestionando en exceso las principales vías de la ciudad.

Según algunos estudios en materias de salud, los altos índices de contaminación ambiental generan consecuencias nefastas en el normal funcionamiento cerebral, ya que se acumulan metales pesados y elementos altamente tóxicos que llegan a los órganos a través del torrente sanguíneo mientras que en el sistema nervioso se producen alteraciones que generan agresividad y hostilidad por sobre cualquier medida, lo que justifica los altos índices de delincuencia de estas urbes contaminadas.

Además, las enfermedades respiratorias y infartos fulminantes, dejan la inquietud sobre este problema que aparentemente no es tan grave para quien ha aprendido a convivir con el, sin darse cuenta que esta empeñando su vida por no exigir una calidad del aire optima para la vida, lo cual es según la mayoría de las constituciones de los países del mundo, un derecho ciudadano elemental.

Vivir en una urbe con las características de Budapest, que tiene entornos maravillosos debe ser algo triste para quienes deseen proyectarse en el lugar, ya que tarde o temprano, la contaminación pasa la cuenta y la vida esta primero.

Foto: blog.castello

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