En Hungría, hay llanuras muy notables, con rincones solitarios y horizontes amplios, que de solo mirarlos dan sensación de libertad.

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Muchos van a las llanuras de la Puszta, rodeadas de los macizos de Mátra, Bükk y Zemplén, a montar a caballo, relajándose al observar paisajes variados y tranquilos, compuestos por flora y fauna silvestre, típica de campo. Existen algunas casas con las típicas formas de casa quinta, muy simples en su arquitectura, pero a la vez, muy amplias y de ambientes minimalistas, recatados y simples.

La flora que existe en la Puszta es similar a la que existe en lugares como el desierto, ya que sus superficies están completamente cubiertas por una estepa típica de lugares semiáridos.

El lugar ha sido reconocido por la Unesco como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Los jinetes que viven allí, de vez en cuando, ofrecen espectáculos especiales para las visitas de la llanura, sacándoles trote a sus caballos, ansiosos por demostrar que han aprendido a correr como los dioses, en medio del paisaje estepárico.

En los paisajes de las éstas llanuras semiáridas y a la vez, repletas de rincones verdes como los bosques, los caballos gozan masticando pasto, convirtiéndose en un panorama digno de ser visto y fotografiado.

A la vez, las llanuras se prestan para ir de safari fotográfico, ya que en los momentos más inesperados aparecen insectos y animales silvestres que no son posibles ver en otras latitudes. Esto sumado al paisaje que se forma con los reflejos del sol al atardecer, lo convierten en un espacio perfecto, para relajarse.

Foto: hungriaturismo

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